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Volver a representar: la chance de una nueva coalición social

  • Tomás Delgado
  • hace 2 minutos
  • 5 Min. de lectura

En el marco de una nota periodística reciente, Iván Schargrodsky se auto-definió frente a Luis Novaresio como un “conservador popular de la Provincia de Buenos Aires”. Esa afirmación, por más inadvertida que haya pasado, es fundamental -a criterio de quien escribe- para comprender qué es aquello que necesita el peronismo para pensarse y volver a ser una alternativa capaz de representar a una mayoría consolidada. Cabe preguntarse además, frente a la victoria peronista en las elecciones legislativas provinciales de Buenos Aires, ¿fue ese el primer paso para un proceso de simultánea reconstrucción y renovación política? ¿cuál es el sujeto al que el movimiento peronista debe volver a convocar? ¿qué tipo de coalición social debe proponerse frente a tales objetivos?


A quién representar

Para edificar nuevamente una mayoría consistente, la clave estará en comprender qué hace falta convocar a una masa muy heterogénea de argentinos y argentinas. El primero de los clivajes es el identitario, entendiendo que no existe peronismo sin el ala progresista. Esa idea de que el futuro del peronismo es alejándose de aquellos y aquellas que pueden y eligen "tomar Vermú" debe quedar atrás. De la misma manera, debe dejar de existir un intento de purificación interna que margine a quienes ponen sobre la mesa un solo requisito: querer vivir una vida normal; sin la necesidad de más de un empleo, poder comer un asado el sábado e ir a la cancha el domingo después de las pastas.

Ahora bien, virando al plano de lo material, existe un sustrato común en todos y todas a quienes el peronismo ha de convocar: son todos quienes sufren las consecuencias del plan económico de Javier Milei. Sin embargo, no se trata de una masa social homogénea: Van desde los empleados industriales que son suspendidos por cancelación de líneas de producción hasta los cuentapropistas que se enfrentan a la economía recesiva de tasas positivas del 50%, pasando en el medio por los asalariados del sector público y los jubilados-pensionados que han visto mermar su poder adquisitivo para financiar un supuestamente benevolente superávit fiscal. Esos diversos perfiles socio-laborales son los cuales fueron y son golpeados por un proceso que viene castigando tanto a los exportadores - por la presión fiscal y apreciación cambiaria sin correlato en inversiones públicas ni privadas que justifiquen más productividad- como a los empresarios orientados al mercado interno - frente a la caída de ingresos que lleva a una igual caída de ventas y reducción de márgenes-.

Fue en ese escenario social y económico que el gobierno sacrificó su última bandera, que era la idea de suspender los privilegios de “la casta” política. En ese sentido, si la sociedad bonaerense estaba dispuesta a tolerar un 2% de inflación inercial por un tiempo más, no lo estuvo para soportar la falta de explicaciones sobre el escándalo de las coimas del 3% y la estafa a los discapacitados.

Frente a ese contexto, el peronismo logró lo que hace 2 meses parecía improbable. Ganó en 99 de los 135 distritos bonaerenses, imponiéndose en diferentes sociologías electorales, algunas bajo su control municipal y otras no. Este escenario generó múltiples hipótesis. Una de las primeras vino de la mano del analista Daniel Schteingart, quien divulgó algunas premisas durante la jornada del lunes. Lo primero que resaltó es que el mayor crecimiento de Fuerza Patria en relación a 2023 fue en municipios de nivel socioeconómico medio. Esto significa que, si bien también mejoró en lugares como Florencio Varela y Vicente López (ejemplos respectivos de los extremos en materia de baja y alta pobreza estructural), fue en zonas como San Vicente y Avellaneda donde más incrementó su caudal. Un comportamiento similar se replicó en las secciones del interior de la Provincia de Buenos Aires. La clase media envió un mensaje claro al castigar con su voto al gobierno nacional.

El dato anterior puede sumarse a otros 2 sucesos: el mayor ausentismo entre jóvenes varones sub-35, y el triunfo del peronismo en localidades como Tandil (tras 38 años) o Junín (tras 52 años). Allí pueden verse, a través de los clivajes etarios y productivos, los 2 sectores con los que el peronismo, el progresismo y la justicia social deben reconciliarse en el objetivo de construir una alternativa moderna que busque el desarrollo argentino en el marco de la comunidad organizada.


Algunas reflexiones

A modo de síntesis, el movimiento justicialista puede interpretar los resultados bonaerenses como una guía del desafío que tiene por delante. Ante sí, dispone de una oportunidad histórica para reconstruir su relación con actores sociales y productivos de los que fue alejándose progresivamente. El caso del agro es histórico, pues la relación nunca volvió a ser la misma después del 2008, mientras que el cepo cambiario (2012) y la gestión de la pandemia fueron las gotas que rebalsaron el vaso para las rupturas con una alta proporción de los sectores medios y las juventudes. Hoy, con lo que parece un envejecimiento prematuro del gobierno, el justicialismo tiene ante sí la posibilidad de volver a construir una alternativa para esos sectores y para la sociedad en su conjunto.

¿Qué resta por hacer? En principio, una mirada federal. Las malas elecciones de LLA en el resto de los comicios desdoblados parecen un indicador de un alejamiento del interior productivo que rugió contra el "AMBA-centrismo" en 2023. Ello deberá plasmarse en octubre para despejar toda duda. Con esa información, sumada a la disponible, estarán dadas las condiciones para proponer durante los meses venideros una discusión programática profunda, la cual debe apuntar a proponer un horizonte de bienestar a un pueblo que no puede ni debe seguir esperando.

¿Qué debería incluir ese nuevo programa? Algunos ejes podrían ser los siguientes:

  1. Macro-prudencialismo: incorporar la idea de que las cuentas externas y públicas no deben ser forzadas al extremo según el calendario electoral;

  2. Productividad como motor del bienestar: comprender que solo con crecimiento mejoraremos los indicadores sociales, y que el mismo depende de una mayor eficiencia en el uso de nuestros recursos (naturales, humanos, etc.);

  3. Justicia Social como bandera irrenunciable;

  4. Narrativa: el peronismo, incluyendo a sectores progresistas-liberales y conservadores-populares, debe componer las famosas nuevas canciones si quiere estar a tono con la época. No hay programa perfecto que alcance si no hay una mística que lo vuelva electrizante.

De esa manera, se podrá representar a una amplia coalición social, que pondrá en el poder al frente político que Axel Kicillof comenzó a proponer el domingo por la noche. ¿Cuántos y cuántas entrarán? ¿Quién liderará la propuesta? Esas preguntas se responderán con el pasar del propio proceso.

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